Sin embargo, Kaunda los neutralizó con éxito al añadir nuevas disposiciones que dificultaban la presentación de una candidatura presidencial alternativa, ganando con facilidad la nominación sin oposición.
[1][2] En última instancia, la participación fue mucho más alta que en las anteriores elecciones, con el 66,72% de los electores emitiendo sufragio.
Para presentar la precandidatura presidencial, los potenciales aspirantes debían haber sido miembros del UNIP por al menos cinco años y reunir el apoyo de doscientos militantes del partido en cada provincia.
Este candidato único sería sometido a un referéndum público en simultáneo con las elecciones parlamentarias.
[2] Tras las primarias, los tres precandidatos más votados serían sometidos al Comité Central del partido, que definiría si estos podrían presentarse o no a la elección general.
Si el Comité Central determinaba que una candidatura era contraria a los intereses del Estado, esta quedaba desestimada y el precandidato que le siguiera en votos podría acceder a la candidatura.