A pesar de la novedad que constituyó su unidad en las urnas, la oposición conservadora sufrió una dura derrota incluso en distritos donde hasta entonces se había mostrado competitivo, como Córdoba y San Luis, donde era hegemónico.
En ese momento existían trece provincias, lo que junto a la Capital Federal daba un total de catorce distritos electorales.
El sistema electoral empleado era el de mayoría y minoría o lista incompleta, bajo el cual los dos partidos más votados obtenían toda la representación.
También el sistema adoptó el Panachage el cual dio a los electores la posibilidad de tachar o adicionar candidatos en las listas.
[2] En algunas provincias, con tan solo dos diputados de representación, el escrutinio era en la práctica mayoritario, con las dos bancas correspondiendo al partido más votado.