La victoria del 88% de Marcos es considerada la más abultada en una elección presidencial filipina, superando el 80% que obtuvo Manuel L. Quezon en 1941.
Sin embargo, debido a que la elección es considerada ilegítima y fraudulenta, Quezón todavía conserva el récord de ser el presidente democrático en ganar con mayor porcentaje.
Mediante un cuestionado plebiscito, Marcos restauró la presidencia electa en Filipinas, adoptando un modelo semipresidencial similar al de Francia, y convocando a elecciones para junio.
Esto representó un verdadero problema para el régimen ya que no se podía legitimar la presidencia de Marcos adecuadamente sin un candidato viable en la oposición.
El Partido Nacionalista era en ese entonces una entidad política moribunda debido a que Marcos, que fue elegido dos veces antes bajo su bandera, había atraído de forma alternativa y bajo coacción la gran mayoría de sus miembros a su nuevo Kilusang Bagong Lipunan.