[5] El tamaño, diámetro y cantidad de fibras formadas, quedan determinados por las siguientes variables:[6] A finales del siglo XVI, William Gilbert, estableció una descripción del comportamiento del fenómeno electrostático y magnético cuando se dio cuenta de la diferencia entre el comportamiento ferromagnético que presentaban ciertas piedras encontradas naturalmente (magnetita) y comparándola con la fuerza electrostática que generaba el ámbar frotado.
Así, entre 1964 y 1969, Sir Geoffrey Ingram Taylor consolidó las bases teóricas del electrospinning.
[26] Hohman y sus colaboradores investigaron el crecimiento relativo de las numerosas inestabilidades propuestas en un chorro eléctricamente forzado.
[28] La estructura: debido a la alta relación que tiene el arrastre, se espera que las fibras producidas tengan una estructura molecular orientada, con un mínimo de defectos, y por lo tanto se aproximará a la fuerza máxima neta teórica.
Lo cual da lugar a diversas aplicaciones conjuntas con dichas características, como filtrado, matrices celulares, substratos catalíticos, composites ultra-fuertes, textiles funcionales, encapsulación de drogas, apósitos, y cánulas para abrir venas obstruidas.
En el área de nanomateriales cuando un material está constituido por estructuras a nanoescala o por nanopartículas u nanofibras, presenta interacciones y características que varían drásticamente del material sin modificaciones de este tipo.
[32] Todo proceso donde exista una dependencia del área superficial tales como en la filtración activa, la catálisis, las interacciones fibra-matriz, e inclusive en diversos tipos de sensores químicos, se verán beneficiado en la incorporación de nanofibras al proceso.
Por ahora esto ha sido un punto a favor del electrospinning, debido al rendimiento y producción que puede generar un instrumento común de esta técnica.