[1] Se habría dedicado a ese trabajo de no ser por el fallecimiento de su padre, que la obligó a ganarse la vida.
[1] Puesto que los bajos sueldos que recibía al ser mujer no eran suficientes, tuvo que aceptar un puesto como «segunda asistenta» en un parvulario regido por la señora Shaw en el North End de Boston.
[1] Allí, sin embargo, tuvo la posibilidad de asistir a clases impartidas por Phoebe Adam y Lucy H. Symonds, lo que haría posible cumplir su sueño de ejercer de profesora en una guardería.
[1] Se mantuvo siempre interesada en las guarderías e incluso ofreció su casa como espacio para mantener alguna.
[1] Dirigió, así, varios clubes dedicados a su empoderamiento.