Embalsado

Constituye un hábitat particular para muchas especies de la biota terrestre e hidrófila, a la vez que desempeña un rol fundamental, durante las inundaciones excepcionales, en el transporte de numerosos organismos río abajo.

Estos conjuntos de plantas acuáticas suelen formar un manto continuo en arroyos, ríos, esteros, lagunas, etc.

El embalsado es una gran masa flotante (si bien está sumergida casi por completo), la que está compuesta exclusivamente por detritus orgánicos vegetales o histosol, acumulación que posee un espesor de entre 60 y 150 cm, sobre la cual crece una densa vegetación hidrófila.

Allí se han contabilizado 228 especies de plantas vasculares que crecen sobre embalsados.

Estas son los camalotes (Eichhornia crassipes y E. azurea), otros camalotes (Pontederia rotundifolia y P. subovata), repollitos (Pistia stratiotes), la cucharita del agua (Limnobium laevigatum), Utricularia gibba, Hymenachne amplexicaulis, Enydra anagallis, Alternanthera aquatica, Myriophyllum aquaticum, Phyllanthus fluitans, Ricciocarpus natans, etc.

[2]​ En la siguiente etapa, intervine una ciperácea que desempeña un rol clave: Oxycaryum cubense, la cual germina y comienza a crecer sobre las plantas flotantes.

Sus raíces se van entrelazando con las hojas radiciformes sumergidas que posee Salvinia y con las raíces de los Eichhornia, formando así un entramado continuo que, como una red, retiene sobre sí la materia vegetal muerta (con fuerte proporción de tallos con aerénquima y rizomas), formando con esta un sustrato lodoso que permite la colonización de hierbas y gramíneas.

Si bien la estructura sigue siendo floja (solo pueden caminar sobre ella aves acuáticas) su vegetación ya está estabilizada y unida, solo puede ser desarmada por acción de vientos fuertes.

También se observan gramíneas, como el pasto ilusión (Eragrostis lugens), el yahapé (Imperata brasiliensis), el carrizo (Panicum elephantipes), P. schwackeanum, canutillos (Paspalum fasciculatum y P. repens), la cola de zorro (Andropogon bicornis), el pirí-miní (Eleocharis elegans), E. radicans, E. plicarhachis, el capí-camalote (Hymenachne amplexicalulis), Pycreus megapotamicus, Syngonanthus caulescens, Sinningia)elatior, Eriocaulon magnum, Xyris jupicai, Barrosoa candolleana, Erechtites hieracifolius, Bacopa salzmannii, Lipocarcha,[13]​ helechos (Thelypteris rivularioides, T. interrupta), orquídeas (Habenaria repens, H. parviflora, H. aranifera, Pelexia paludosa), herbáceas menores como el agrial (Begonia cucullata), Sinningia elatior, Leandra australis, Hydrocotyle verticillata, Irlbachia alata, etc.; otras grandes, como Eryngium floribundum, Eupatorium laetevirens, Mayaca sellowiana, Ludwigia grandiflora, la cruz de Malta (L. peploides), L. sericea, etc.

Estos vientos también pueden romper secciones del embalsado (de hasta varios cientos de metros cuadrados), las que quedan flotando a la deriva en el cuerpo acuático donde se desarrollaron[15]​ y son arrastradas hacia los grandes ríos durante las inundaciones.

[22]​[23]​ Se creía que los embalsados propiamente dichos (es decir, las fases maduras y consolidadas) que bajaban por los ríos Paraguay y Paraná, quedaban atorados por la vegetación isleña de la porción media de este último, no pudiendo llegar a la sección deltaica ni al Río de la Plata,[13]​ sin embargo, se comprobó que esto no es así, al detectarse llegadas de verdaderos embalsados a la costa bonaerense del Plata durante una gran inundación del Paraná.

Esteros del Iberá . Detrás de las plantas acuáticas flotantes se observan embalsados.