Emilio Bobadilla

Allí, en la Universidad Central, se graduó de doctor en Derecho Civil y Canónico (1889).

Al estallar la guerra del 95 estuvo unido, en París, a los emigrados cubanos.

Viajó por Holanda, Italia, Bélgica, Dinamarca, Inglaterra, Colombia, Venezuela, Puerto Rico, Panamá, Nicaragua.

Escribió varias obras teatrales que no fueron impresas, pero sí representadas.

Según Clarín, batirse con Fray Candil «sería coser y cantar», pero el combate se suspendió cuando Bobadilla le produjo dos tajos a Alas, uno en la boca y otro en el brazo.

Su obra maestra como narrador es sin duda A fuego lento, Barcelona, 1903, un roman à clef fundado en experiencias autobiográficas.

Su posterior expulsión del país por el presidente José Manuel Marroquín (1827-1908) no contribuyó precisamente a apaciguar su ánimo, de ahí que respondiera a los ataques como mejor sabía: escribiendo.

A ese lugar azotado por aguaceros prodigiosos y pegajosos calores tropicales llega el doctor Eustaquio Baranda, un exiliado dominicano que ha estudiado medicina en París.