En secreto aprendió por sí misma a escribir, una habilidad inusual para una mujer de su época.
[3] En 1859 murió su madre Jilfidan, y Salme recibió como herencia materna tres plantaciones.
Ese mismo año estalló una disputa entre dos de sus hermanos, Majid y Barghash.
[3] Finalmente Salme regresó a Stone Town y se reconcilió con el sultán Majid.
En parte para aliviar sus problemas económicos Emily Ruete escribió Memorias de una princesa árabe de Zanzíbar, que fue publicada en Alemania en 1886 y posteriormente en los Estados Unidos y el Reino Unido.
A la muerte de su marido, Emily Ruete participó en los planes coloniales del canciller Otto von Bismarck.