Allí se hizo amigo de Pablo Picasso y otros artistas importantes.
Desde el principio, su estilo fue clásico y sombrío, pero su paleta cambió en los últimos años a colores primarios, brillantes, con especial énfasis en temas judíos.
Hizo su primer viaje a Palestina en 1928, y posteriormente visitó el país anualmente.
Mané-Katz dejó sus pinturas y su extensa colección personal de la etnografía judía a la ciudad de Haifa, Israel.
La exposición incluye óleos de Mané-Katz, que muestra el progresivo cambio en su estilo con los años, un retrato del artista firmado por Picasso con fecha de 1932 y una gran colección de objetos rituales judíos.