Encabezamiento fiscal

Se adjudicaba al mejor postor, que debía suscribir un cuaderno de arrendamiento.

[2]​ Los primeros encabezamientos como tales aparecen en 1495, durante el reinado de los Reyes Católicos, pero solo para un pequeño número de ciudades castellanas, como un pacto entre la Hacienda real y los súbditos, para que recaudasen una cantidad fijada, por un tiempo determinado con destino final la Corona.

[3]​ En un principio, eran las ciudades representadas en las Cortes las que solicitaban al soberano la concesión del encabezamiento.

Allí se establecían las negociaciones por las cantidades a recaudar.

Una vez establecida la cantidad global a recaudar para todo el reino, se realizaba el repartimiento entre las diferentes villas y ciudades.