La Encomienda de Villel fue una encomienda primero templaria y después hospitalaria con sede en Villel que incluía además las localidades de Villastar, Libros y Ríodeva.
No obstante, en Villel quedó una importante población musulmana.
Sin embargo, el Castillo de Villel terminó capitulando.
El rey Jaime II de Aragón pretendió agregar las propiedades templarias al patrimonio real y nombró administradores para las diferentes encomiendas en el año 1312.
Por el menos en ciertos periodos temporales también ha pertenecido a la Encomienda de Villel la localidad de Cabronciello, que a comienzos del siglo XIX era una simple partida del término de Riodeva.