En las primeras fases del desarrollo embrionario, la señalización paracrina/yuxtacrina de la hCG provoca la blastulación y la neurulación.
El RU 486, un fármaco que se suele utilizar para interrumpir el embarazo en sus primeras fases, actúa no solo para provocar el aborto del embrión, sino también para inhibir el desarrollo embrionario normal.
En su etapa inicial, el embrión tiene de 1 a 2 semanas para producir la suficiente hCG para estabilizar el endometrio y permitir la implantación del blastocisto.
La hCG y la progesterona favorecen la formación de nuevos vasos sanguíneos en el útero (angiogénesis), por el contrario los estrógenos inhiben el proceso.
La progesterona regula el metabolismo de los carbohidratos, las proteínas y los lípidos, lo que ocasiona los cambios fisiológicos asociados al embarazo.
[8][9] Estudios realizados parecen indicar que la hCG provoca un aumento del sueño durante el embarazo.