Tuvo la oportunidad de desarrollar su carrera íntegramente en EE.
UU., pero prefirió regresar a Argentina, con su esposa Electra y continuar aquí su fecunda tarea de investigación científica.
Sus investigaciones pasaron de las aguas dulces al ambiente marino.
Publicó más de 100 trabajos científicos, libros y monografías.
Fue un destacado defensor de la lengua internacional esperanto, en la que escribió un diccionario especializado en su campo.