Enrique Villaverde

Enterado Villaverde, solicitó licencia y cartas «para volver a la oposición del magisterio de capilla de Oviedo, se le concedieron uno y otro.» En esta ocasión se presentaron cuatro candidatos, «que fueron Dn.

[2]​ A los pocos meses hubo problemas con los cantores de la capilla: algunos se negaban a cantar determinados papeles y ofrecían sus servicios fuera de la capilla metropolitana.

Al día siguiente, el Cabildo notifica que:[2]​ Cumplió con interés y eficiencia sus obligaciones como maestro de capilla.

En 1751 llegaron desde Roma unas vísperas y misas dedicadas a Santa Eulalia, regalo de Francisco Javier Junco, que había sido nombrado sochantre en el Vaticano.

iglesia por falta de instrumentos y voces.» Cuatro años más tarde, al sochantere se quejaba al Cabildo de que las obras que había traído todavía no se habían estrenado en Oviedo.

En 1758 a 1761 el Cabildo seguía insistiendo en que se estrenaran las composiciones.

Hacia mayo de 1768 el maestro no se había recuperado, pero poco después regresó a su cargo.

Con Villaverde se cerró un capítulo importante de la música religiosa en Asturias.