Ambos fueron condenados a muerte, pero por la intervención del general José de los Santos Gutiérrez, la pena les fue cambiada por la cadena perpetua.
[4] En esa época, comienza a florecer la industria agrícola y comercial guatemalteca, condición aprovechada por los empresarios exiliados.
[5] Tras regresar a Colombia, estableció una serie negocios en Antioquia; se convirtió en socia fundadora y accionista del Banco de Medellín.
[2] Así mismo, fue propietaria del almacén La Estrella, en Medellín, dedicado al comercio de ropa importada.
[2] Aunque no ejerció ningún cargo público, también se le considera como una ideóloga importante al interior del Partido Conservador y la clase alta antioqueña.