La enteritis por radiación aguda se presenta en casi 75% de los pacientes que reciben radioterapia por cánceres abdominales y pélvicos.
Walsh describió el primer paciente con enteritis rádica, 2 años después de que Roentgen descubriera los rayos X en 1895.
Las manifestaciones más comunes de enteritis por radiación aguda son náuseas, vómitos, diarrea y dolor abdominal tipo cólico.
Sin embargo, cuando los pacientes presentan signos que hacen pensar en peritonitis, debe realizarse una TAC para investigar otros padecimientos capaces de causar síndromes abdominales agudos.
Es necesario señalar las áreas que recibieron las dosis altas, porque las lesiones encontradas posteriormente en estudios de imagen suelen ubicarse en estas zonas.
Los pacientes con deshidratación inducida por diarrea tal vez requieran hospitalización y administración de líquidos parenterales.
Rara vez los síntomas son bastante graves como para requerir que se disminuya o suprima la radioterapia.
El objetivo de la cirugía es la resección limitada del intestino afectado con anastomosis primaria entre segmentos intestinales sanos.
No obstante, la naturaleza característicamente difusa de fibrosis y adherencias densas entre los segmentos intestinales dificulta una resección limitada.
Además, en el periodo intraoperatorio, es difícil diferenciar el intestino normal y el radiado a simple vista o incluso analizando cortes congelados.
Si no es factible la resección limitada, una opción puede ser un procedimiento de derivación intestinal, excepto en los casos en que la hemorragia indicó la operación.
En vista de la morbilidad significativa relacionada con la enteritis por radiación, algunos grupos han estudiado medidas posibles para disminuir o prevenir tales efectos colaterales.
Unos cuantos estudios sugirieron que la sulfasalazina por vía oral ayuda a disminuir la incidencia de enteritis aguda inducida por radiación.