Se trata de potenciar al individuo desde su autoconsciencia como elemento activo y capaz.
Así, la intervención queda enmarcada en un trabajo desde la autoestima, encaminando al desarrollo social y personal.
[2] En resumen, la intervención puede ser comprendida como un trabajo interno que favorezca al individuo y a su entorno.
[3] La literatura en habilidades sociales, modificación de conducta[4] y, en aquellos aspectos relativos al desarrollo social y cognitivo del alumnado, puede guiar los planteamientos metodológicos del docente investigador.
El docente, se convierte en arquitecto, artífice y ejecutor de su propio plan.