La epidemia inició en Ciudad de México y, a partir de agosto de ese año, comenzó a propagarse a otras ciudades como Culhuacán y Tecamachalco e incluso hasta Sonora y Guatemala.
[1] Desde entonces y hasta marzo del año siguiente, sucedieron la mayor cantidad de muertes.
[1] Los cambios en el modo de vida y la llegada de agentes biológicos para los que los indígenas estaban indefensos propiciaron la «relativa selectividad» con la que se vieron afectados.
Para julio, la enfermedad había rodeado la Ciudad de México y, en agosto, comenzó su lenta propagación.
[4] También se abandonaron pueblos, minas, campos e industrias.