Eric Clauesson

Su caso ilustra la supervivencia de la antigua religión nórdica pagana en Suecia tan tarde como finales del siglo XV.

En 1492, fue juzgado ante un tribunal en Estocolmo, donde confesó que se había jurado al antiguo dios nórdico Odín para escapar de la pobreza, y que había robado a su señor varias veces.

Este fue un caso peculiar; Clauesson era juzgado por paganismo, el cual podía ser visto como una forma de herejía, pero oficialmente por hechicería, un delito inusual en Suecia por entonces, y es difícil determinar si fue un juicio por brujería o por herejía.

Por su otro delito, religioso, del "asunto más elevado" contra "Dios y su alma inmortal", fue sentenciado a ser quemado en la hoguera; como el delito religioso era más importante que el robo, este era el castigo que debía ser llevado a cabo.

Si bien la ley sueca en realidad no mencionaba tales delitos en esa época, el veredicto puede ser visto como una señal de que la iglesia católica mantenía una posición fuerte en Suecia por entonces, similar a la del continente, donde los casos de herejía eran más comunes.