Nuevas generaciones de cantantes se han aproximado a los grandes papeles que Ermione ofrece (entre ellos Anna Caterina Antonacci, Nelly Miricioiu[1] y Alexandrina Pendatchanska en el rol titular).
El fracaso de la ópera se debió en parte al tema (al público no le gustaron los finales trágicos, solo piensa en el final feliz que Rossini tuvo que preparar para Otello), y en parte a la música, quizás demasiado "revolucionaria": la Sinfonía quien abre la ópera es interrumpido dos veces por el Coro que lamenta la caída de Troya; la Gran Escena del protagonista no se sitúa como final, sino en medio del Segundo Acto.
El primer resurgimiento en los tiempos modernos tuvo lugar en forma de concierto en la Chiesa dell'Annunziata de Siena en 1977, dirigido por Gabriele Ferro y siempre en concierto en 1986 en el Teatro Verdi (Padua) dirigido por Claudio Scimone con Cecilia Gasdia, Chris Merritt y Ernesto Palacio.
En cambio, la primera actuación en forma de escenario tuvo lugar en 1987 en el Rossini Opera Festival, protagonizada por Montserrat Caballé, con Marilyn Horne, Rockwell Blake, Merritt y la dirección de Gustav Kuhn.
Además de la mencionada Caballé, el papel de Ermione cuenta con importantes intérpretes como Cecilia Gasdia (que grabó por primera vez la ópera con Claudio Scimone), Anna Caterina Antonacci (retomó el papel en Roma, Londres, Buenos Aires, Glyndebourne) y Sonia Ganassi (cuya aclamada interpretación en el Rossini Opera Festival se evidencia en la grabación de video).
Finalmente, como Oreste, Rockwell Blake y Bruce Ford deberían ser recordados.
Un solo istante): en vano Cefisa, su sirvienta, y Fenicia, consejera de Pirro, intentan consolarla.
Para doblar sus tormentos está la insistencia continua de Atalo, confidente del rey, que renueva las ofertas amorosas de su señor, quien, enamorado de Andrómaca, le promete salvar la vida del pequeño Astianatte (y aceptarlo como hijo) si ella aceptara casarse con él.
Justo en ese momento se anuncia la llegada de Orestes, jefe de los líderes griegos, que llegó a Butroto precisamente para hacer que Pirro entre en razón e imponerle el respeto a los pactos.
Pirro recibe la embajada con toda su corte (incluidas Hermione y la propia Andrómaca), y Orestes, en nombre de toda Grecia, impone a Pirro el sacrificio de Astianatte, una amenaza para la seguridad tras la paz posterior a la guerra de Troya.
Los líderes están escandalizados y la propia Andrómaca, que quiere mantener su fidelidad al difunto Héctor, rechaza la mano del príncipe.
Pirro se regocija, pero Ermione hace un alboroto y amenaza con golpear al niño.
Pero en ese momento llega Ermione, seguida de Fenicio y Cleón, y las dos rivales se enfrentan: la princesa aquea insulta a su rival, acusándola de haber utilizado sus artes para llegar al trono, mientras Andrómaca, regia y altiva, en lugar de responder a los insultos perdona a la joven rival y se aleja.
Ermione, entonces, decide aprovecharlo: en nombre del amor que le tiene, obliga a su primo a matar al ingrato y traer de vuelta la daga manchada con su sangre.
Hermione deambula por el palacio, presa del remordimiento, ya que se ha dado cuenta de que todavía ama a Pirro, e intenta en vano detenerlo, pero todo es en vano: llega Oreste, con una daga ensangrentada.
Marcha, escena y cavatina con coro: Balena in man del figlio (Pirro) 6.