Según Sixto Ramón Parro, en 1230 se establecieron en este lugar los monjes franciscanos, los cuales fundaron el primer convento de la ciudad.
Acorde a Abad Pérez, figura como primer guardián del templo el padre Alfonso Martín, que fue sucedido por fray Pedro Gallego, el cual llegó a ser ministro provincial de Castilla en 1236.
[2] Su construcción se remontaría a finales[3] del siglo XVI.
[4] En su interior hay una cueva donde llevó a cabo penitencias la beata Mariana de Jesús.
[4][nota 1] Jerónimo López de Ayala la describía en los siguientes términos: El recinto cuenta con una iglesia de una sola nave,[6] una sacristía y también algunas dependencias en torno a un patio central.