Aunque existen documentos que acreditan su existencia al menos desde 1525, la ermita ha sido reformada, restaurada y ampliada en numerosas ocasiones, sufriendo incluso el traslado de su espadaña, por lo que no conserva su configuración original.
[1] La mención del siglo XVI habla del estado ruinoso de la ermita, que hubo que reedificar en 1622 y, de nuevo, en 1702, debido a que las humedades de la ría de Solía afectaban a la obra.
[2] La capilla mayor la levantó José del Regato en 1702.
[3] En 1992 se incluyó en un plan local de rehabilitación del patrimonio histórico, desde el que se intentó recuperar en parte su aspecto primitivo.
Durante estas obras salieron a la luz pinturas en las bóvedas, presumiblemente del siglo XVIII.