Fue construida entre los siglos XII y XIII, y su fábrica corresponde al denominado románico de ladrillo o mudéjar tan característico en la Tierra de Cuéllar, que posee el foco más numeroso de este arte en Castilla y León.
De su construcción original conserva dos portadas de ladrillo, así como un artesonado mudéjar.
Se trata de una edificación de reducidas dimensiones, de una sola nave, cabecera plana y dos portadas abocinadas.
El artesonado se localiza en la cabecera del templo, y consiste en una cubierta de par y nudillo con trompas planas, decorada con motivos geométricos.
Sufrió una importante transformación en la segunda mitad del siglo XIX.