La advocación mariana de esta ermita tuvo hasta hace poco gran fervor popular en Teulada.
Había una cofradía que se encargaba de llevar la imagen de la Santa en procesión a la casa donde había un difunto y allí se cantaban unas plegarias.
Esta cofradía también se hacía cargo de celebrar una fiesta anualmente en honor de la Divina Pastora con las limosnas que habían recibido a lo largo del año.
La portada, por su simplicidad y carencia de decoración exuberante, se aleja del primer Renacimiento, aproximándose a las características del siglo XVII; además, la existencia de rosetas en las metopas, solución utilizada también en las iglesias parroquiales de Ayora y Albaida y en la Colegiata de Játiva, todas ellas construidas en el primer tercio del siglo XVII, nos permite datarla, con las naturales reservas, en este período.
La pintura interior debe ser de 1861, años en el cual se restauró la ermita.