No obstante esto, algunos anarcocomunistas lo consideraron un precursor, especialmente el historiador anarquista austriaco Max Nettlau, el cual escribió páginas en su honor como introducción a sus cuadernos del exilio.
En un artículo aparecido en L’Union républicaine del 30 de octubre de 1850, «Absolutisme y Socialisme», definiría su concepción del socialismo, el cual «es la Libertad, la Igualdad y la Fraternidad, es la Verdad procedente del pueblo, es el derecho a vivir seguro gracias al propio trabajo, la República, la emancipación del entendimiento humano, la instrucción, gratuita y obligatoria y el reparto entre todos de las riquezas producidas colectivamente.» Las presiones políticas le obligaron a abandonar Suiza y recaló en Bruselas, pero al cabo de una semana fue de nuevo expulsado y se dirigió a Londres, desde donde enviaría algunos artículos al periódico L’Union républicaine, uno de los cuales hemos citado más arriba.
Desesperado por la impotencia que le habían generado las sucesivas frustraciones, decidió acabar radicalmente con sus sufrimientos.
Después de señalar que en el epílogo a este libro se manifiesta con toda claridad la base del pensamiento de Coeurderoy cuando exclama «soy anarquista», añade que éste entiende la idea anarquista en toda su amplitud, implicando la diversidad y el libre curso dado a todas las evoluciones posibles.
En otro lugar de este mismo libro el revolucionario francés afirma que «para hacer pasar a la revolución a través de este siglo, como un hierro al rojo vivo, sólo una cosa se puede hacer: abatir la autoridad (...) Que cada cual se pregunte y se diga si soporta que otro se proclame su dueño y actúe como tal por voluntad propia o por la fuerza» Y también algo que es a simple vista una paradoja, pero también una terrible realidad: «Es preciso decirlo con toda claridad, la policía del exilio está formada, en su mayor parte, por los mismos exiliados».