Ernesto Federico Carlos estaba muy endeudado y la dote que trajo Ernestina fue significativa.
Carl Barth describe a la duquesa de la siguiente manera: "... aparte de un fino entrecerrar los ojos, era una mujer hermosa y bien formada que se entretenía apasionadamente con la música (trompa, flauta, piano y violín).
Ella personalmente dirigió los ejercicios de caballería del príncipe heredero".
Sus políticas mejoraron la apretada situación financiera del país, pero no pudo evitar una bancarrota nacional.
En 1769, el país fue puesto bajo secuestro imperial y una comisión de débito intentó consolidar la situación financiera.