[1] La joven princesa Psique es sorprendida por el primer beso de Cupido, o el Amor, que es invisible para ella.
El mito antiguo que aquí se cuenta es una historia de amor pero también una alegoría metafísica: Psique es la personificación del alma humana.
La obra pintada por Gérard, que había sido alumno de Jacques-Louis David,[2] atestigua la evolución del neoclasicismo hacia la expresión de la sensualidad y hacia una cierta abstracción formal.
Las líneas del cuerpo reflejan la atención que se concede a la anatomía.
La expresión de Psique denota una relajación serena pero distante, como esforzándose en ocultar sus sentimientos.