Escándalo del miti-miti

[1]​[2]​ La conversación "chuzada" fue publicada por la Revista Semana, y develó cómo había funcionado la adjudicación de las emisoras.

Arboleda, con una actitud catalogada por los medios como "cínica y descarada", aseguró que su conducta fue "transparente, ceñida a las normas, sin preferencias, ni privilegios" y "que no se arrepiente de nada".

Los ministros renunciaron antes de ser separados del cargo, por lo que no pudieron ser destituidos por su mal comportamiento.

[7]​ Si bien es cierto que el ambiente político del momento era difícil por causa del proceso 8.000 y los cuestionamientos a la administración Samper, el caso de la adjudicación de esta emisora en Cali no tuvo nada que ver con este proceso.

Se trató de dos casos separados, enmarcados en una coyuntura institucional débil y un gobierno desgastado ante la opinión pública.