En la plástica, esto provocó un retraimiento de los artistas chilenos, los cuales quedan limitados a una acción a nivel particular o en el exilio (en muchos casos autoexilio, como consta en varias crónicas privadas de la época).
En un primer momento, después del golpe de Estado, la producción artística se paraliza.
Las primeras señales provienen de un movimiento reflexivo del campo pictórico (la pintura había sido la directriz que guiaba el desarrollo del arte chileno) que ponen en cuestión su vocación más artesanal para llevarla a una más crítica.
Acá se destacan artistas como Gonzalo Díaz Cuevas, Eduardo Garreaud, Roser Bru, Eugenio Dittborn, Francisco Smythe.
Pero la más determinante en este campo fue la teórica Nelly Richard, quien fue la que acuñó el término de Escena de Avanzada, y cuyo libro Márgenes e Instituciones; arte en Chile desde 1973 es una referencia capital para el estudio del periodo.