A las religiosas de este instituto se les conoce como esclavas de María inmaculada[2], o también protectoras de las obreras, y posponen a sus nombres las siglas E.M.I.
Dichas jóvenes eran de clase social baja, de escaso nivel cultural y tenían que trabajar duramente para mantener a sus familias.
[4] Con la ayuda del arzobispo de Valencia, Antolín Monescillo, y la de un grupo de jóvenes dispuestas a consagrar sus vidas al proyecto, Juana María dio inicio a las Esclavas de María Inmaculada.
[5] La Congregación de Religiosas Esclavas de María Inmaculada es un instituto centralizado, cuyo gobierno es ejercido por la superiora general, coadyuvada por su consejo.
[5] En 2015, la congregación contaba con unas 69 religiosas y 16 comunidades[3] presentes en Chile, Guatemala, España, Italia, Panamá y Perú.