La esclavitud en el islamismo del siglo XXI es un fenómeno propio de determinados grupos islamistas radicales como Estado Islámico (Daesh o EIIL) y Boko Haram, que vinculan estrechamente la yihad contra los «infieles» y la esclavitud fundamentalmente de sus mujeres y niñas, que son entregadas a los combatientes como recompensa por su lucha por la reconstrucción del califato.
[1] Desde sus inicios, las sociedades humanas no solo admitieron la esclavitud, sino que la convirtieron en una práctica social muy extendida.
[1] La histórica relación estrecha entre esclavitud y yihad ha sido mantenida por los movimientos islamistas radicales suníes.
Así el GIA (Grupo Islámico Armado, en Argelia), en la última década del siglo XX, o Boko Haram (en Nigeria), Estado Islámico (en Irak y Siria) o Abu Sayyaf (en Filipinas), en las dos primeras décadas del siglo XXI, han esclavizado a los «infieles» que han capturado, sobre todo a las mujeres ―la mayoría de los hombres fueron asesinados―.
La cuestión número 13 se refería más concretamente a las relaciones sexuales con niñas secuestradas: Estado Islámico abrió dos mercados de esclavas en Mosul y en Racca.