Seis días después, el apoderado entregó el diseño requerido.
En los alrededores, aparecían estilizados árboles, entre los cuales se vislumbraba a lo lejos la silueta de dos montañas elevadas.
En primer plano, se mostraban rebaños de ganado en color natural, compuestos por ovejas y cabras, junto con un pastor vestido a la usanza de la época, tocando una zampoña o caramillo.
Como ornamentos exteriores, el escudo incluía una corona real como timbre y dos leones tenantes a los costados.
Los elementos representados, como las murallas, los campanarios agudos, el pastor y el paisaje, reflejaban una imagen más apropiada para una villa europea que para el entorno natural y cultural de la región de Los Llanos.