En aquella época la estación se encontraba en plena Vega de Granada, situada fuera del casco urbano.
En 1907 entraría en servicio un ramal, construido por las dos compañías, que permitía el enlace por ferrocarril ambas estaciones.
[5] La compañía «Andaluces» estableció en Granada un depósito de locomotoras, destinado para servir a la línea Bobadilla-Granada.
También amplió las instalaciones ferroviarias, construyendo muelles de mercancías, cocheras, viviendas, etc.
[8] En 1936, durante la Segunda República, «Andaluces» fue incautada por el Estado debido a sus problemas económicos, y asignada la gestión de sus infraestructuras a la Compañía Nacional de los Ferrocarriles del Oeste.
Esto significó que granada perdiese su conexión ferroviaria con Baza, Murcia y el Levante.
[9] No obstante, la estación original se mantuvo y las instalaciones apenas si fueron modernizadas.
[10][11] En marzo de 2009 el proyecto fue adjudicado al arquitecto Rafael Moneo,[12] decisión polémica, ya que se eligió personalmente al arquitecto sin que hubiera un concurso público por medio.
[15] No obstante, tras barajar otras opciones que abarataran la llegada del AVE a la ciudad, se optó finalmente por remodelar la estación.
[17] Las instalaciones ferroviarias no han sufrido grandes transformaciones a lo largo de su historia.
La eliminación de las instalaciones de Campsa junto a la estación han eliminado el acceso ferroviario del que disponían, y el río Beiro —que originalmente pasaba bajo las vías del tren— fue encauzado.
El edificio de viajeros es pequeño en comparación con otras estaciones reformadas más profundamente.
De cara al viajero se divide en tres módulos diferenciados: taquillas, vestíbulo principal y cafetería.
La situación es céntrica y aunque en su origen se encontraba completamente fuera de la ciudad, el crecimiento a lo largo de todo el siglo XX ha rodeado por completo la estación.
La estación dispone de otras instalaciones y edificios menores en su recinto.