Se dedicó al comercio y logró reunir una importante fortuna.
Cuando, unos meses más tarde, se formó el Regimiento de Patricios, colaboró activamente en su formación y financiación.
Sus relaciones con Saavedra fueron siempre cordiales, pero políticamente no eran aliados: Romero tenía muy buenas relaciones con Álzaga, y ambos fueron alcaldes segundo y primer voto en el cabildo para el año 1807.
Pero la actitud de este, extremadamente torpe y lenta, y la muy hábil actuación de Saavedra lo hicieron optar por seguir a su jefe militar, que a la postre resultaría vencedor.
Volvió a su actividad comercial, pero su fortuna se perdió en su mayor parte.