El tema del encuentro entre Ester, heroína judía, y Asuero, poderoso rey de Persia, ya lo había pintado Tintoretto y el taller del Veronés.
Este último cuadro probablemente fuese visto por Gentileschi en Venecia, captándose referencias a la misma en esta obra de Artemisia.
La vivencia de Ester que, al término de un ayuno de tres días, va donde el rey Asuero para pedirle que ofrezca un banquete en el cual ella pudo desenmascarar el complor que el primer ministro del reino había urdido para eliminar al pueblo de Israel, es bien destacada; se conmemora con la fiesta hebrea del purim.
La versión del texto sacro en la que se inspira Artemisia Gentileschi (como ya había hecho Veronés y Tintoretto y en Génova Fiasella, pintor este último próximo a Orazio Gentileschi), representa una integración al texto del Libro de Ester, en el Antiguo Testamento, aprobada por el Concilio de Trento, versión que, además de describir con riqueza de detalles el lujoso vestuario de Ester, añade cómo, debilitada por el ayuno, junto a la presencia del rey, la joven y bellísima mujer tuvo un desmayo.
La escena descrita en el texto propuesto por el Concilio de Trento es retratada fielmente por Artemisia.