Eugene Wall definió los principales problemas lingüísticos que padecían los tesauros como son la sintaxis, la semántica, el género o el sentido.
En 1969 dictaminó los cuatro pilares básicos en que deben apoyarse cualquier tesauro: 1.- Los tesauros debían utilizar términos extraídos del lenguaje natural.
2.- Los tesauros debían tener una arquitectura flexible que les permitiera añadir nuevos términos.
3.- Los términos empleados en un tesauro deberían estar ensamblados en una red de referencias cruzadas, tanto semántica como jerárquica.
4.- Los tesauros debían poseer una forma y un formato fácil de usar.