La operación solo se podía controlar mediante Internet por medio de una clave que proveía FXCM.
Los inversores por lo general primero invertían pequeñas cantidades de dinero y después especulaban aumentando la cantidad.
sin embargo, Curatola siguió al frente de un espacio radial en Radio Continental y dando charlas en hoteles tentando a más inversores.
Durante la investigación quedó probado que, en realidad, el broker Forexvan era el propio Curátola.
[5] Para que los clientes no sospecharan, Curatola abrió oficinas virtuales en distintas ciudades del mundo, como Luxemburgo, Tokio, Londres, Shanghái, Sídney (Australia) o San Petersburgo, donde en realidad lo único que había era un empleado con una línea telefónica.