Eugenio Izquierdo, navarro o aragonés, tenía orígenes muy humildes.
Allí conoció a notables y prometedores científicos, como el joven químico francés Louis Proust, quien, probablemente por recomendación de Izquierdo fue contratado como profesor en el Real Seminario de Vergara.
Tradujo parcialmente la Historia Natural del conde de Buffon.
En Madrid trabó contacto con el valido del rey Carlos IV, Manuel Godoy, quien, entre sus muchos títulos y honores, acumuló en 1796 el de protector del Real Gabinete de Historia Natural.
Al no conseguirlo, regresó a España para prevenir a Carlos IV de las intenciones del emperador francés y le aconsejó que se embarcase en Cádiz hacia América para no caer en manos francesas.