Evergetismo

También se puede escribir "euergetismo", lo que quizás sea más correcto desde el punto de vista del español.

Complementa al clientelismo, vínculo individual y personal entre el patrono (latín patronus, plural patroni, ‘patrón’) y sus clientes (latín cliens, plural clientes), como fue el caso en la Antigua Roma.

En el Imperio Romano el evergetismo era una especie de mecenazgo pero que no se centraba en actividades culturales, como en la época del Renacimiento, sino que se dedicaba a cuestiones sociales y políticas siempre en relación con la esfera pública.

Resultaba escandaloso que los ricos gastaran su dinero en placeres para la plebe, como por ejemplo los juegos circenses.

Esta práctica social se manifestó en el mundo helenístico y pronto se convirtió en una obligación moral para la gente rica, especialmente cuando buscaban cargos de alta magistratura, como cónsul romano (Consul) o edil curul (Aedile).

(De Sua Pecunia Fecit, «Hecho con su propio dinero»), junto al nombre del donante.

Parece innegable que el centro cuantitativo del evergetismo contemporáneo son los Estados Unidos, donde, por razones relacionadas con la ética calvinista, la tendencia del individuo a comportarse como evergeta está más extendida.