Componían el contingente 25 soldados de infantería del Regimiento N° 4 al mando del teniente José Ramón Echavarría (segundo jefe de la expedición) y del alférez Pedro Villegas, los que viajaron con 22 carretas y 3 carruajes en los que se transportaban dos cañones con 50 tiros cada uno y 2.000 cartuchos de bala.
Tampoco cuesta representarse la reunión de troperos o peones -la expedición no incluía mujeres- en los descansos disfrutando del asado hecho en común, contando historias, haciendo bromas y llegando algunas veces también a discusiones y peleas.
La primera noche desertaron 4 milicianos, un artillero y un soldado de infantería.
Desde la Guardia de Luján (última población, actual Mercedes), la rastrillada continuaba hacia la cañada del Durazno (actual Suipacha), en donde se acampó el día 22 de octubre.
Continuaron la marcha hasta el punto denominado Los Cerrillos, en donde los esperaban comerciantes con 83 carretas procedentes de diversos lugares.
Al día siguiente llegó al lugar para una entrevista el cacique Epumur, originario de Valdivia, con quien se selló una alianza, llegando también un hijo del cacique Mencal y continuándose luego hasta la laguna de las Ánimas.
El día 3 se continuó hasta la laguna que llamaron de la Concepción.
El día 14 llegaron los caciques Victoriano, Quinteleu, Payllatur, Payllain, Guaquinil, Quilan y Millapue, quienes ofrecieron mil guerreros para custodiar a los expedicionarios.