El desastre afectó también a colonias aledañas y al río Atoyac, la causa de las explosiones y el posterior incendio fueron las tomas clandestinas de combustible que provocaron el derrame de miles de litros de combustibles como diesel y combustóleo que se incendiaron provocando una tragedia en la que perecieron 30 personas, 52 heridos, 200 refugiados y daños en al menos 80 viviendas.
Las llamas alcanzaron una altura de más de 10 metros provocando pánico entre la población de colonias aledañas al Arenal como la Colonia Solidaridad, San Damián, la Junta auxiliar de San Lucas Atoyatenco y en general a toda la población del municipio.
Posteriormente el Ejército mexicano se hizo cargo del Centro de mando tomando el control de la situación.
A las cinco y media de la tarde arribó a la población el presidente de la República Felipe Calderón en compañía del Gobernador de Puebla Mario Marín Torres y el gobernador electo Rafael Moreno Valle.
Nunca se presentó a ningún responsable de la tragedia.