Por norma general, los poderes extranjeros a los que se otorgaban estas concesiones eran occidentales o japoneses.
Los "Treaty ports" o puertos del tratado, fueron ciudades portuarias o situadas al borde de los ríos navegables, como el Yangzi, en China, Japón y Corea, y abiertas al comercio extranjero a través de los Tratados Desiguales.
En muchos casos estas ciudades no tenían un enclave extranjero de iure, aunque los residentes europeos o japoneses tendían a agruparse en sus propias zonas.
Los asentamientos eran municipalidades autónomas con respecto al resto de la ciudad, y contaban con una fuerza policial.
En principio los extranjeros podían adquirir una propiedad dentro de la concesión a través del consulado correspondiente, pero no así los chinos.
Dado que cada concesión tenía su propia jurisdicción y fuerza policial, una actividad podía ser legal en una de ellas pero no serlo en otra.
La extraterritorialidad se convirtió en un problema grave a causa del crimen organizado durante la época republicana, especialmente a principios del siglo XX durante el periodo de los señores de la guerra, al colapsarse la autoridad central.