Las fábula agonal presenta principalmente tres momentos en su desarrollo: Una situación principal en la que hay un enfrentamiento, de palabra o de acción, o ambas cosas a la vez, entre dos protagonistas; o, entre el protagonista y el antagonista.
Frecuentemente, suele terminar con una conclusión, y a veces, con lamentación o sarcasmo.
Un ejemplo característico de fábula agonal es la fábula «El hombre y la culebra» de Esopo.
En esta fábula se muestra que los ingratos y los malos, mientras más beneficios reciben, más se animan a hacer daño a quien le ayuda.
A modo de ejemplo podemos analizar la estructura de esta fábula, que se repite en todas las fábulas agonales, tanto esópicas, como de otros autores: