Allá trabó contacto con otro recluta, Eugenio Roa, con quien exploró la sima de Igúzquiza; pronto se sumaron otros jóvenes (Arriaga, Elcano, Castejón...) con quienes realizaron diversas exploraciones en la zona (Basaura, Los Cristinos, Itxako...) dando origen a lo que sería el Grupo de Espeleología de Estella.
[4] Arcaute siguió asimismo en relación con los espeleólogos de Grenoble: con ellos colaboró en el rodaje del documental “La Riviére Sans Étoiles” (Georges Marry, 1952); también participó en el descubrimiento y exploraciones de la sima Gouffre Berger, que llegaría a ser la más profunda del mundo.
[5] En cuanto a su equipo “local”, en esa época se reforzó con nuevas incorporaciones: José Luis Txintxurreta, Pedro Maiztegi, Esteban Larraioz, Modesto Zilaurren, Roland Rigault, Antonio Arratibel, Juan María Laredo...[6] Para entonces las exploraciones de Larra-Belagua habían adquirido relevancia mundial: a pesar de que la Sima Lepineux se encontraba clausurada debido a un conflicto fronterizo, en 1954 y 1955 el IPV organizó dos grandes expediciones a otra zona del macizo, con apoyo del Ejército español, prospectando la superficie del Sistema de la Piedra de San Martín.
Una vez resuelto el problema fronterizo en el tribunal de La Haya, la Sima Lepineux volvió a abrirse y el grupo del IPV organizó las V Jornadas Vasco-Navarras de Espeleología en Larra, en colaboración con Électricité de France (EDF) y los Ejércitos francés y español.
[14] En 1971, siguiendo la tendencia de sus últimos años, Arcaute reservó a Larra un lugar preponderante entre sus exploraciones.
Este incidente fue uno de los principales detonantes para el definitivo impulso del espeleosocorro en Europa[21] y puede decirse que, tres generaciones después, el rastro de Arcaute sigue estando muy presente en la comunidad espeleológica internacional.