Ulloa, representaba la visión progresista de los estudiantes y docentes que le propusieron para ese cargo.
La joven se llamaba Ana Josefa Ulloa y en su partida de nacimiento decía que había nacido en San Alejo el año 1901.
El triunfo en las elecciones del recién fundado Partido Comunista Salvadoreño ,PCS, así como la elección del laborista Ing. Arturo Araujo, en 1931 y su programa reformista, habían exacerbado las contradicciones con las clases dominantes, especialmente las vinculadas a los grandes latifundios, entre ellos por supuesto las grandes plantaciones de café.
Entonces se utilizó el mecanismo que no podía fallar y lo acusaron de enemigo del gobierno.
Por lo tanto, enfrentaría su traslado a la Penitenciaría Central en San Salvador, hecho que sucedió días más tarde.
Se lo llevaron “por cordillera”[3] como solían hacer con peligrosos delincuentes o con los reos desafectos al gobierno.
Sus méritos docentes y literarios le valieron varios reconocimientos, entre ellos el haber ganado el premio del concurso en homenaje al Día de las Madres, en 1955 junto con los eminentes profesores: Darío González, Rutilio Quezada, Leticia Delgado y Beatriz de Pérez Gómez.
Debía repartir su tiempo en los estudios y la exigente carga académica, con la responsabilidad de mantener a su familia.
Lo integraban por Derecho Salvador Navarrete, Albino Tinetti, e Ivo Príamo Alvarenga; por Economía Antonio Osegueda, por Medicina Miguel Ángel Sáenz Varela; y Víctor Valle por Ingeniería”.
A este Comité pro Reforma Universitaria se unía los dirigentes del PCS, Roberto Castellanos Calvo y Schafik Handal.
Fabio Castillo fue elegido decano de la Facultad de Ciencias y Humanidades, Rafael Menjívar electo rector, Luis Ernesto Arévalo, fiscal general, Miguel Sáenz Varela, secretario general y José Napoleón Rodríguez Ruiz, vicerrector.
También las ideas socialistas y comunistas se desarrollaron durante la administración del coronel Julio Adalberto Rivera (1962/1967).
y con la fórmula integrada por José Napoleón Duarte del PDC y Guillermo Manuel Ungo del MNR, se enfrentaron al partido de la dictadura militar el PCN, que llevaba al coronel Arturo Armando Molina como candidato Presidencial.
Desde luego en la UES se catalizaba todo ese descontento popular y en el periódico Opinión Estudiantil órgano informativo de la AGEUS, se hacía eco al clamor del pueblo que denunciaba el fraude cometido.
Entre los nombres que se han publicado en diversos medios por parte de los familiares y amigos de las víctimas recordamos a Balmore Cortez Vásquez, Reynaldo Hasbún, Ever Gómez Mendoza, Roberto Antonio Miranda, Napoleón Orlando Calderón Grande, Sergio Antonio Cabrera, Carlos Humberto Hernández, María Miranda, José Domingo Aldana, Gilberto Ayala García, Ricardo Cantón García, Daniel Gómez Mendoza, María J. López, Marlene López, Elizabeth Milla, Norma Nolasco, Marta Pineda, Óscar Rodas Lazo y el reconocido dirigente estudiantil Carlos Fonseca, quien lideraba el sector del UR-19.
María Teresa Cevallos (quien fue asesinada posteriormente) también se daba a nivel académico, aprobando y reprobando graduandos con criterios eminentemente políticos e ideológicos.
Luego sería sustituido por el Dr. Eduardo Badia Serra, quien en 1979 nombró al Ing. Ulloa como Jefe de Planificación.
En nuestro caso los Rectores Sarbelio Navarrete, Napoleón Rodríguez Ruiz, Fabio Castillo, Rafael Menjívar, Félix Ulloa, Miguel Ángel Parada y Luis Argueta representan claros ejemplos de compromiso popular”.
El Ing. Ulloa durante su paso por la Escuela Normal Superior en la década de los 50s, conoció a Melida Anaya Montes con quien cultivó y mantuvo una gran amistad.
Montes salto a la vida pública como dirigente del magisterio nacional encabezando junto con Mario López, Isaac Lobo Pérez y Mario Medrano entre otros, las huelgas de “ANDES 21 de Junio” en 1971, la solidaridad del Ing. Ulloa desde la UES fue incondicional.
La carrera hacia la rectoría no fue tarea fácil, la lucha por la hegemonía en el movimiento revolucionario que mantenían las organizaciones político militares se trasladaba a todos los sectores donde pretendían ganar influencia y conducción.
José Napoleón Rodríguez Ruiz a la cabeza y el Ing. Félix Ulloa propuesto por las FPL.
Su lucha por la autonomía universitaria en esas condiciones de gran presión social, lo llevaron a encabezar manifestaciones exigiendo al gobierno la entrega de los correspondientes fondos, cuando mediante una torpe política provocativa, se pretendió asfixiar económicamente a la UES recortando su presupuesto.
Durante su mandato se otorgaron dos doctorados honoris causa, uno a Monseñor Oscar Arnulfo Romero y otro al maestro Edmundo Barbero, director por largos años del Teatro Universitario.
Se instaló con sus colaboradores y siguió luchando para hacer funcionar las otras unidades académicas.
Cuando logró rentar algunas casas para que operaran otras dependencias y programó la primera graduación en el exilio, es decir fuera del campus, en otro emotivo discurso lanzó la frase: “La Universidad de El Salvador se niega a morir”.
El Salvador era noticia en los principales medios de comunicación en los Estados Unidos, Europa, Canadá y otros países.
Además se le concedió el Premio Alternativo de la Paz, en Alemania y justamente cuando se dirigía a recibirlo y a presidir en Ginebra, Suiza, la reunión del Comité Ejecutivo del WUS, el 28 de octubre fue ametrallado por un escuadrón de la muerte, a escasos cien metros del campus universitario, junto con su conductor señor Francisco Alfredo Cuellar Menéndez.
Este centro hospitalario se llamaba entonces Policlínica Salvadoreña y estaba justo al lado del colegio jesuita.
Policía, Guardias, y hombres de civil, con armas largas en ristre, se dedicaban a ocupar edificios.