Como estaba a punto de dejar su mandato como intendente de la ciudad, tenía planeado una gran obra que dejara un hito en la cultura cordobesa.
Para ello estaba a punto de comprar una gigante obra de un escultor colombiano; pero le informaron que no había fondos suficientes.
Para cumplir con sus intenciones el mandatario se contactó con el escultor cordobés Antonio Seguí, hablaron de cuanto dinero podría llegar a costar la obra, y el artista se ofreció a hacerla gratuitamente.
Una vez inaugurada la primera obra, al poco tiempo se comenzó con la segunda, luego fue por la tercera, y a los pocos años se hizo la cuarta.
Estas esculturas están realizadas especialmente para soportar vientos de hasta 220 km/h.