El poblamiento de la actual Feira se remonta a época prerromana, como señala la existencia de vestigios de un templo al dios local Bandevelugo Toireco, que los romanos engrandecieron y que acabó convertido en primitiva fortificación, sobre la que luego se elevaría el castillo que constituye la principal imagen de la población.
[2] - Como se ha anticipado en el apartado anterior, el principal elemento del conjunto histórico-artístico de Feira es su castillo de Santa María, levantado originalmente entre los siglos XI y XII y ampliamente remodelado en el XVI, en el estilo ojival de la época[3] En su conjunto, el castillo es una obra maestra de la arquitectura militar por su belleza, destacando la torre-alcazaba de planta rectangular, que presenta en la fachada principal dos torreones rematados por chapiteles cónicos, cada uno de ellos encuadrado a su vez por otros de menor tamaño[1].
En su Viaje a Portugal, José Saramago reseña con cierta ironía el castillo de Feira y no deja de asombrarse del complicado nombre del dios prerromano antes citado:[4] - Apegada a la puerta del castillo se encuentra una pequeña pero bella capilla de planta hexagonal, cuya fachada presenta columnas mensuladas y un frontón semicircular interrumpido que cobija un óculo hexagonal[3].
- En el casco histórico, la Rúa Direita alberga casas solariegas de los siglos XVII y XVIII[1].
- Dominando el burgo desde un emplazamiento elevado, se encuentra el Convento dos Lóios o del Espíritu Santo, del siglo XVII, manierista, con planta de cruz latina y claustro de dos pisos, que actualmente integra la iglesia parroquial.