El feminismo lipstick también busca reclamar ciertas palabras despectivas y convertirlas en herramientas poderosas para su causa como la palabra "puta" como se ha visto en la Marcha de las Putas.
[2] Lingüísticamente, el feminismo del pintalabios propuso reclamar semánticamente, para el uso feminista, palabras ofensivas con estándares dobles, como "puta",[3] a fin de que se eliminase el estigma social aplicado a una mujer cuyo comportamiento sexual es "patriarcalmente" interpretado para denotar a una "mujer inmoral" y libertina.
[4] Filosóficamente, el feminismo del pintalabios propone que una mujer puede ser empoderada, psicológica, social y políticamente, mediante el uso de maquillaje cosmético, ropa sensualmente atractiva, y la apreciación del atractivo sexual para la imagen de sí misma como un ser sexual con confianza.
La retórica de la elección y el empoderamiento se usa para validar tales prácticas sexualmente abiertas,[5] debido a que ya no representan aquiescencia forzada a los roles de género establecidos por la sociedad, como la "chica buena", "la mujer amable", "la madre abnegada", "la hermana virtuosa", et alii.
Otras feministas objetan que el supuesto empoderamiento del feminismo lipstick es una contradicción filosófica donde una mujer elige objectificarse sexualmente a sí misma, y por tanto cesa de ser su propia mujer, en control ni de sí misma ni de su persona.