Se casó con María de Castañeda Vicente Alfambra y tuvo siete hijos con ella.
Así se repitieron las protestas que habían ocurrido seis días antes en la capital, México, quemándose la residencia del gobernador y saqueándose el maíz del cercano pueblo de Santa Ana, tras correr el rumores de que Bustamante tenía «atravesado» el maíz.
Tropas llegadas de México y Veracruz restablecieron el orden pocos días después.
[1] Regresó a la Península durante al Guerra de Sucesión, donde luchó del lado borbónico.
Sus acciones le ganaron todavía más enemigos, que no dejaron de quejarse a Madrid.
Con espada y escudo en mano, Torralba expulsó por la fuerza al mensajero del arzobispo, luego, como juez en la Corte Suprema, se apresuró a vengarse, emitiendo órdenes judiciales contra sus enemigos, incluyendo al arzobispo y muchos religiosos.
El arzobispo De la Cuesta fue puesto en libertad y nombrado gobernador general en funciones.
Sin embargo, según el historiador, teólogo y exarchivista español de la Universidad de Santo Tomás, el padre Fidel Villarroel, algunos asesores engañaron a Hidalgo al retratar erróneamente a los misioneros españoles como los promotores del asesinato.