Los dos ganadores de los partidos de semifinales, Corinthians y Vasco da Gama, se enfrentaron en un único partido que coronó al campeón del mundo.
El equipo paulista venció a su rival en la definición por penales por 4-3, luego de terminar empatado en el tiempo reglamentario sin goles.
Fue un partido duro y con juego muy brusco, el árbitro neerlandés Dick Jol amonestó a ocho jugadores (cuatro de cada equipo).
En el tiempo suplementario tampoco se modificó el marcador, llegando así a la definición por penales donde el Corinthians se quedaría con la victoria sobre su rival ante más de setenta mil espectadores en el Estadio Maracaná.
Reporte (enlace roto disponible en Internet Archive; véase el historial, la primera versión y la última).